Lettre plus ouverte aux révolutionnaires cubains
Après avoir publié un “lettre ouverte aux révolutionnaires cubains”, Lourdes Rojas Terol a publié récemment cette nouvelle lettre. Après la publication de sa première adresse sur de nombreux sites internet internationaux, elle a reçu des courriers de nombreux cubains qui la soutiennent.
Elle aborde dans ce texte la question des gens qui ne sont pas concernés par les débats du IVe congrès du PCC, les travailleurs à leur propre compte et les femmes au foyer, les sans voix qui n’ont pas d’emploi fixe et n’appartiennent à aucun syndicat. Elle remet en question le verticalisme : le peuple pose des questions, le parti se prononce et le gouvernement décide.
Elle revient sur la situation des grévistes de la faim. Elle évoque le décès lors de sa grève de la faim d’Orlando Zapata en se demandant : “pourquoi nous n’avons été informés de l’évènement par les médias cubains uniquement lorsque Zapata est mort et pourquoi s’il s’agissait d’un mercenaire qui travaillait pour de l’argent, il a choisi de se suicider ?”
Elle évoque Marx en parlant du débat populaire et du parti, et à propos de la censure elle le cite : “La presse censurée a un effet démobilisateur. La majorité des vices, l’hypocrisie sont inséparable de la censure (…). Le gouvernement n’entend que sa propre voix, et même s’il sait que c’est ainsi, il a l’illusion d’écouter la voix du peuple (…). Le peuple, pour sa part, tombe soit dans la superstition, soit dans l’indifférence et, s’éloignant complètement de la vie de l’État, il se transforme en plèbe”.
Lourdes Rojas Terol remet en question les formes de gouvernement, les élections, l’autoritarisme du PCC et la peur de s’exprimer. Enfin, elle évoque l’urgence de remédier aux principaux problèmes, de l’agriculture en particulier qui nécessite une nouvelle “réforme agraire”.
El compañero plantea que un precedente más cercano al debate del IV Congreso son las reuniones para debatir el discurso del compañero Raúl Castro y que estas opiniones “estaban siendo leídas, clasificadas y estudiadas, para tomar decisiones sobre ellas en el momento indicado”, que lo “más sensato es darle al partido el tiempo que precisa y esperar que se pronuncie porque “como dijo Raúl no tenemos derecho a equivocarnos”; añade que otro debate sería “llover sobre mojado”.
El manejo de la información como premisa del ejercicio del poder
Todos sabemos que el ejercicio del poder, la participación en la toma de decisiones pasa por el dominio de la información. Él debate del IV Congreso y más aún el reciente invocado por el compañero, tuvieron dos grandes defectos: en primer lugar hay un sector importante de la población que queda marginado del debate: los trabajadores por cuenta propia; las amas de casa; los que no tienen empleo fijo y no pertenecen a ningún sindicato (como muchos custodios, por ejemplo); en segundo lugar, sólo la dirección del partido conoce la totalidad de los planteamientos y ¿qué garantía yo tengo de que el mío haya sido planteado por alguien, si cuando se produjeron los debates yo estaba trabajando en una finca en Pinar del Río y ni a mí ni a mis vecinos nos llamaron a debatir nada?
Eso sin contar que muchos de estos debates fueron mecánicos, “orientados desde arriba” y mucha gente se abstuvo de decir lo que realmente pensaba (me refiero sobre todo al último), una vecina de Alamar me contó que en su cuadra “el debate” del discurso de Raúl se limitó a una aburrida relectura del mismo y la gente “lo que tenía era ganas de que acabaran de leer de una vez para irse a ver la televisión”.
Por tanto, seguimos en el verticalismo: el pueblo plantea preocupaciones, el partido se pronuncia y el gobierno toma las decisiones. Lo que yo propongo es un debate AMPLIO y ABIERTO. Tal debate implicaría la participación de todo el pueblo y la publicación de todo lo que se plantee en todas partes. A mi me interesa saber lo que tienen que decir los trabajadores de la Pedro Soto Alba en Holguín y a las trabajadoras de las escogidas de Pinar les interesa saber lo que plantea la gente del ICRT; (AL PUEBLO NO LE DECIMOS CREE, LE DECIMOS LEE).
Luego se haría un anteproyecto de plataforma para los cambios necesarios (el pueblo y no una entidad por encima de él decidiendo lo que debe ser cambiado), se llevaría de nuevo a discusión y luego a referendo. El tema del manejo de la información molesta tanto que no puede ser subestimado. Una señora retirada pero que aún trabaja me pregunta: “cuando salió la información sobre los sucesos del siquiátrico yo hacía una semana que lo sabía porque mi hijo lo leyó en internet ¿por qué pasa esto?”. En las guaguas, paradas y colas diversas escucho opiniones sobre el reciente suceso de los huelguistas de hambre: ¿por qué me tengo que enterar cuando ya el tipo se murió o está agonizando? ¿por qué si es un mercenario que trabaja por dinero, optó por suicidarse? Yo creo que los que tienen estas dudas no son contrarrevolucionarios, sino gente del pueblo que está harta de no ser tenida en cuenta, de que otros opinen en su lugar, y eso me hace pensar que nuestra izquierda no está a la ofensiva en el debate ideológico.
Si estuviéramos a la ofensiva y si tuviéramos en cuenta que estamos en el poder por mandato popular y que ese mismo pueblo nos puede sacar del poder como ya ha ocurrido en la historia del mundo y del continente (la derrota de los sandinistas no puede atribuirse sólo a los yanquis), si hubiera una vinculación real y no formal del partido con las masas, la noticia hubiera aparecido desde que el primero inició la huelga y el pueblo hubiera opinado, yo creo que la mayoría de la gente hubiera dicho:¿si yo no puedo tener internet a santo de qué la tiene que tener él? Pero igual puedo estar equivocada y la mayoría hubiera considerado que la vida del individuo era más importante.
Quizás un tema tan importante como la vida o la muerte de un individuo hubiera justificado la necesidad de un plebiscito, o, al menos, una reunión extraordinaria de la Asamblea Nacional. Porque, en mi opinión, no tienen razón los que piensan que el mecanismo plebiscitario le haría el juego a los imperialistas del este y el oeste, es un mecanismo necesario para nuestra propia autoestima y dignidad como pueblo, no podemos renunciar al derecho de escucharnos unos a otros sólo porque los imperialistas se hayan apropiado de lo que no fue una conquista suya, sino de las luchas históricas de las masas populares en el mundo.
Por otra parte, si a mí me hubiera tocado escribir sobre el tema lo menos que puedo hacer es aclarar por qué un mercenario opta por suicidarse, el deseo de tener dinero está asociado al deseo de disfrutarlo y si lo hizo para beneficiar a sus hijos, por ejemplo, al menos debo decir en su favor que, aunque mercenario y capaz de entregar su país y su gente por dinero, era un padre amoroso, en definitiva decir que a Hitler le gustaban los perros no lo hace menos fascista. Satanizar al adversario no es convincente y no nos da más credibilidad.
Tengo derecho a cuestionarme a qué intereses responde la prensa en nuestro país, si a los del pueblo trabajador o a los burócratas, cuando leo que a una periodista, del periódico de los trabajadores, la subdirectora de economía de una empresa le puede decir impunemente y cito: “…¿para qué quieres datos económicos? Cuando el director regrese a la provincia, si él me autoriza, te los daré.” (periódico “Trabajadores”, 15 de marzo del 2010, p.7) Cierto es que el enemigo nos agrede por la economía, pero, por favor, que los burócratas no se confundan con el parlamento europeo y nos trate como a “indígenas con corbata”, que aquí todo el mundo sabe que el tema de la ineficiencia empresarial y la alteración de precios no es información estratégica para el adversario. La frase que cito a continuación le puede ser útil a nuestros periodistas:
“¡Qué bueno (…) que podamos lavar todos los trapos del diablo antes que los trapos nos sepulten (…) estoy convencido que lo que nos asfixia, nos infecta, nos ahoga, es no lavar nunca trapos sucios por el temor de que el enemigo se entere allá en Miami, o allá, los imperialistas, y utilicen esto para atacarnos. (…) Yo creo que lo más importante es que tengamos conciencia de que debemos usar la prensa en esta batalla de la Revolución y en el futuro. (…) Esto va a generar más presión, y yo creo que hace falta más presión sobre los cuadros, sobre los organismos, sobre los ministros, los cuadros políticos, sindicales, administrativos, todos. Porque falta presión. (…) Todo esto va a generar más presión, va a generar amargura, va a generar interpretaciones erróneas, superficiales, de todo eso, porque yo no veo otra manera. Realmente, yo no veo manera de que nosotros empecemos a emplear la prensa de un modo más eficiente y que no se originen algunos de estos problemas, y que yo creo que sólo la práctica y sólo el tiempo podrá irlo perfeccionando.” (Fidel Castro Ruz, Por el camino correcto, Editora Política, pág.37-38)
Sobre la censura escribió Marx: “La prensa censurada tiene un efecto desmoralizador. El mayor de los vicios, la hipocresía, le es inseparable (…). El gobierno sólo oye su propia voz, y aunque sepa que ello es así, se hace la ilusión de escuchar la voz del pueblo (…). El pueblo, por su parte, cae, ya sea en la superstición política, o en la indiferencia y, apartándose por completo de la vida del Estado, se transforma en plebe.” (Carlos Marx, Debates sobre la libertad de prensa en 1841, citado por Augusto Cornú en Carlos Marx-Federico Engels, t-2 p.29, de Editorial Ciencias Sociales 1976). De indiferencia estamos hablando cuando la gente prefiere ir a ver la TV que debatir el discurso de Raúl; de gobierno oyendo su propia voz cuando hablamos de triunfalismo en los medios y en el discurso de los burócratas y oportunistas, que no están defendiendo la revolución sino sus sillas.
EL DEBATE POPULAR Y EL PARTIDO
Pero: ¿Qué quiere decir Marx cuando habla de “superstición política”? Cuando alguien me pide que tenga “FE” en el partido estamos cayendo en la superstición política. Yo tengo fe en el mejoramiento humano y tengo fe en que un mundo mejor es posible, pero pedirme que tenga fe en el partido para mí es lo mismo que si me piden que tenga fe en el Ballet Nacional de Cuba o en el MITRANS. El partido es una organización y no un objeto de culto, se mantiene por su papel de vanguardia y su vinculación con las masas.
Pero mucha gente cree que el papel de vanguardia se refiere a dar el ejemplo, ir a los trabajos voluntarios y esas cosas, cuando el papel de vanguardia del partido es sobre todo el de vanguardia ideológica. Pero para desempeñar el papel que le toca no puede perder la vinculación con las masas y sobre esto hay tela por donde cortar. Por ejemplo, ¿por qué cuando sancionan a un dirigente del partido ya hacía años que en la calle se hablaba mal de ese dirigente y se contaban todo tipo de anécdotas? Si yo las oía el partido tenía que oírlas. Nunca en mi vida oí yo hablar tan mal de un dirigente del partido como oí hablar a los pinareños de su primera secretaria, conocida por Carmita: en la ciudad y en el campo, en las paradas y los camiones, a toda voz; a mí me causó sorpresa, porque miren que los habaneros tienen la lengua suelta y que han pasado personas por el cargo de primer secretario en Ciudad de la Habana y un fenómeno tan generalizado como éste no había visto jamás, se sintieron decepcionados (y también aliviados) los pinareños cuando ascendieron a una persona que según ellos “sólo salía de su oficina cuando venía “alguien de arriba”. Yo no afirmo que lo que se dijera de esa dirigente fuera cierto (no tengo pruebas), pero había un estado de opinión que no fue tenido en cuenta y eso es desvinculación con las masas. En cambio, en Granma, en el año 2001-2002, el pueblo decía ante cada problema “ve a ver a Lázaro, él sí resuelve”, refiriéndose a su primer secretario Lázaro Expósito. Si el partido es la vanguardia del pueblo ha de someterse sistemáticamente al juicio popular, y a eso me refería cuando hablaba de que en un debate como el que propongo habría que cuestionarlo. Si el partido es la vanguardia ideológica ha de pasar a la ofensiva y ser quien llame a debate, de lo contrario el pueblo se encargará de buscarse otro liderazgo. La historia no perdona a los que no la tienen en cuenta.
CAMBIAR LA FORMA DE GOBIERNO
¿Quién rinde cuentas de la gestión del gobierno directamente al pueblo? El delegado. ¿Por dónde se rompe siempre la cadena?
Cuando sugería en mi carta discutir el tema de la forma de gobierno no me refería al trabajo de ninguna de las personas que han pasado, pasan o pasarán por el cargo de Diputado a la Asamblea Nacional, y muchísimo menos a los delegados que en todo el país largan el alma siendo peloteados de un burócrata a otro para gestionar durante AÑOS los problemas de sus electores. Me refiero a la estructura, la funcionalidad de nuestra forma de gobierno. No se trata de buscar un culpable de que el gobierno no nos funcione y si se trata de eso, empiezo por asumir la cuota de responsabilidad que me toca por haber creído, durante mucho tiempo, que nuestro poder popular era algo que podría funcionar y garantizar la participación del pueblo con sólo que se le hicieran algunos ajustes aquí y allá.
Me refiero a que en cada ocasión, en distintas partes del país, cuando he hecho en una asamblea un planteamiento que se refiere a temas de nivel nacional, el muñeco se traba, por ejemplo, en una asamblea del poder popular, en Pinar, los electores solicitamos que se reuniera con nosotros alguno de los diputados a la Asamblea Nacional de la provincia (por los que nos tocaba votar cada cinco años), para plantearle problemas, que nadie publicaba ni tenía en cuenta, en relación a la “batalla energética” y que no podían ser resueltos a escala local, pero nunca vino ninguno; más recientemente, en septiembre pasado, aquí en Alamar, hice planteamientos con los que la asamblea estuvo de acuerdo y el delegado nos dijo que eran problemas que se salían de su competencia, de hecho, a pesar de mi exigencia de una respuesta, y de que me dirigí con los mismos planteamientos a la Dirección Municipal, no he tenido respuestas, la forma de gobierno que tenemos no contempla el mecanismo de que el pueblo plantee problemas y haga propuestas más allá del nivel local. Por cierto, la asamblea que cuento terminó con mis vecinos pidiendo dónde podían encontrar la constitución y se sorprendieron al saber que había sido impresa en formato tabloide y comprada y usada para envolver pescado, como papel higiénico etc., (en papel gaceta y a 0.40cvos, es sorprendente la cantidad de funciones que puede desempeñar, lástima que la gente todavía no sepa que sería más útil en formato de bolsillo, como la de Chávez, sobre todo para los negros y las mujeres que caminan por Obispo o Malecón y son acosados por la policía cuando osan hablar con algún extranjero).
Las elecciones
La mayoría de la gente no entiende el sistema de elecciones generales y no sabe por quién vota, ni por qué, se limita a tener “fe” en que esos serán “los mejores y más capaces” (¿de nuevo la superstición política”?), me pregunto a cuántos les habrá tocado votar por dirigentes de los que se hablaba muy mal, y no hablo de los últimos años, sino desde que existe el Poder Popular, tratando de creer que eran mentiras del adversario, porque nadie se encargaba de verificar ni comprobar esas opiniones y porque la forma de gobierno no está diseñada para que planteamientos como esos salgan a nivel de base y lleguen a lo más alto del gobierno; también me pregunto qué habrán pensado cuando esos dirigentes fueron sancionados. ¿Qué las elecciones son sólo otra tarea de la Revolución y no tienen que ver con el ejercicio del poder?
Otra cosa que no entiendo y nadie me ha sabido explicar es que si la boleta en blanco no se cuenta en el porcentaje de votos válidos: ¿Esto quiere decir que no tengo la posibilidad de abstenerme? Otras personas, que tampoco son pro-capitalistas, tienen otras inquietudes o discrepancias sobre este tema y esto valida la necesidad del debate.
El partido ni postula ni elige, pero decide
Y aquí llegamos al pollo del arroz con pollo: ¿quién nos gobierna realmente, el partido o el Poder Popular? Según la Constitución debería ser el Poder Popular pero, si es así: ¿por qué son tan rápidamente conocidos los nombres de los primeros secretarios provinciales y no ocurre lo mismo con los Presidentes de las Asambleas Provinciales del PP? ¿Por qué cuando hay ciclones siempre vemos más a los primeros secretarios tomando decisiones y hablando con la gente? Llevándolo a nivel de país yo me pregunto: hasta ahora el cargo de primer secretario y el de presidente han coincidido en una sola persona ¿y cuando esto no sea así quién tendrá la voz cantante el primer secretario o el Presidente del Consejo de Estado? ¿Realmente nadie se pregunta eso? La pregunta es importante porque mañana, por no tener una respuesta clara a esto, podría haber en el país una lucha por el poder que nos colocaría en bandeja en la mesa del desayuno de nuestro eterno enemigo, el gobierno yanqui.
La autoridad que tiene la generación que dirigió la Revolución hasta aquí tiene el peso que le otorga el liderazgo, pero la salida de Fidel de las funciones de gobierno nos hace pensar en cuántas atribuciones en la toma de decisiones se está tomando el partido que no le corresponden y cuántas funciones en el campo ideológico está abandonando el partido por dedicarse a administrar. Los tiempos han cambiado; el papel del partido como vanguardia, quizás deberá ser estar a la cabeza del pueblo vigilando al gobierno; pero, para ello, sería necesario que ningún dirigente del partido ocupe funciones de gobierno, aunque un funcionario de gobierno a cualquier nivel podría ser militante simple, o sea, sin cargos en el partido, porque no se puede ser juez y parte; para evitar la corrupción dentro del partido éste no debería tener acceso a los recursos pero sí la potestad de fiscalizar como se administran e informar al pueblo y retomar su capacidad política y .movilizadora
EL DEBATE POPULAR Y LOS MIEDOS
No es un error.
Quiero hablar de varios tipos de miedos:
-el miedo lógico de los oportunistas, que detentan cargos por ambición personal, que están muy contentos con el actual estado de cosas y a quienes no conviene someterse al juicio popular. Se habla incluso de gente que desde el aparato burocrático quieren pactar con los yanquis y entregarles la revolución. De que los hay los hay, pero también los hay que se entregan al trabajo que en cada momento les toca y que, revestidos de ética martiana, usan la patria como ara y no como pedestal, desgraciadamente, muchos cometen el mismo error de los que creen que el tránsito funciona como un reloj y con tal de que ellos cumplan las reglas nunca tendrán un accidente, éstos no tienen este miedo, simplemente no ven los problemas o los subestiman.
-el miedo a un viraje a la derecha: el discurso de la izquierda en nuestro país se ha vuelto tan falto de sentido del momento histórico, se ha quedado tan “en los 60 y antes de los hippies”, que ha caído en lo que Lenin llamó “la frase revolucionaria” que carece de capacidad movilizadora, Por otra parte, la derecha (tanto la liberal como la neoconservadora), se apropia de nuestros conceptos y los adapta, se apropian de la “libertad”, la “democracia”, “el pueblo”. Eso crea confusión en mucha gente y el temor de que sigamos un camino equivocado y al final los desposeídos nos quedemos con lo malo del capitalismo y lo peor del socialismo: no habrá libreta pero habrá más desempleo; podrá haber más guaguas pero tendremos que andar a pie o en bicicleta porque no podremos costearlas y además tendré que pagar cada vez que acuda a un cuerpo de guardia para inyectarme un coctel para la migraña (¿han sacado la cuenta de cuántos migrañosos, asmáticos e hipertensos, de los “de a pie” se estarán preguntando lo mismo?).
-el miedo a buscarse problemas, que se asienta en la cantidad de precedentes de gente que se los ha buscado y a quienes han hecho la vida un yogurt por opinar diferente “a lo aceptado” u orientado sobre un tema.
-El miedo a ser malinterpretado, es el miedo más común de las personas que no se sienten cómodas hablando. Y no hablo de diferencias culturales: conozco artistas que no hablan por miedo a meter la pata o por miedo escénico, y conozco campesinos y obreros portuarios con una lengua ágil y afilada.
-El miedo a no saber lo suficiente para hablar de un tema, (de nuevo el problema de la información). Gente como las del proyecto que me enviaron sobre la cátedra (que se propone realizar estudios sociológicos y políticos) que como afirmara Engels: tienen conocimientos suficientes como para saber cuál es su verdad, pero no como para defenderla y quieren aprender antes de enfrentar un debate.
-el miedo a que el remedio sea peor que la enfermedad. Mucha gente cree que el pueblo de Cuba es “carnero” y por eso no dice en las reuniones lo que habla fuera de ellas. Yo lo veo de otra forma: mucha de esa gente se sabe muy bien el cuento del sofá botado y han visto tantos sofás volando que temen que si protestan porque los minutos de los celulares fijos no alcanzan para empezar, el resultado más probable sea que decidan quitar los teléfonos.
-el miedo a que se les coloque en el bando de la contrarrevolución. Mucha gente ha sido calificada de contrarrevolucionaria sólo por disentir de lo que se considera “el discurso oficial”. En los años 90 tuve la experiencia de hablar en una Asamblea General de la Militancia de la UJC del ICRT, y me referí a un dirigente del partido concreto y afirmé que tantos errores en la esfera que dirigía no podían ser casuales, que el individuo “o era un H de P, o un IMBÉCIL o estaba trabajando para el enemigo”; me llamaron de todo, casi me llamaron disidente, me salvé de la hoguera porque había otros comunistas que me apoyaron, meses después el tal dirigente “cayó” estrepitosamente (como le gusta decir al pueblo “salió por el techo”) y la gente en los pasillos del ICRT me decían en broma: “tú eres bruja, lo tumbaste”.
-el miedo a que plantear los problemas no resuelva nada. Este “inutilismo”, forma parte de la indiferencia de la que habla Marx en lo que citaba antes, y es una de las tendencias más nocivas de la crisis que ahora estamos viviendo.
-el miedo a ir preso: en el Granma de hoy, en primera plana, viene un artículo titulado “EUROPA Y LA BRUTALIDAD POLICIAL” que cuenta y cito: “Una mujer armenia de 35 años fue golpeada, esposada y detenida delante de su niño de dos años de edad en Atenas, Grecia, durante una de las manifestaciones de protestas. Cuando fue a agarrar el coche donde estaba su bebé, la agarraron, la empujaron al piso, la patearon y golpearon creyendo que se resistía al arresto. La desafortunada madre fue esposada y llevada con su niño a la estación de policía.” Fin de la cita. Ahora voy a hacer un cuento, pero antes debo aclarar algo importante: se equivocan los que creen que yo publiqué mi carta en Kaos-en-la-red cuando debí mandársela al Granma, yo mandé mi carta a mis amigos y a TODOS los periódicos nacionales cuyo correo tenía, no sé navegar en el ciberespacio y no sé quién puso mi carta en Kaos (aunque se lo agradezco) y este sitio lo conocía como “sitio alternativo de izquierda” por el espacio Mesa Redonda, además, antes de esta carta escribí directamente al partido en muchas ocasiones planteando problemas concretos, la última fue dirigida al compañero Esteban Lazo desde Pinar y nunca recibí respuesta, no sé siquiera si fueron recibidas o no (una de las cartas pidiendo apoyo para mi proyecto de permacultura fue dirigida a Carlos Lage el 2 de julio del 2003 y entregada por mi personalmente en el edificio del Consejo de Estado, así que como dice Silvio “yo también canté en tonos menores, yo también padecí de esos dolores”). Aquí va mi cuento, muy resumido: en marzo del 2009, mi amigo, Rogelio Rodríguez Cepero, NEGRO, que trabajaba como custodio el “la Madriguera” de la Asociación Hermanos Saíz, se encontraba con su hijo de 14 años y otros amiguitos de éste, en los arrecifes del malecón “pescando” (en realidad jugando con su hijo que le había dado por eso porque sabe de pesca lo que yo de japonés), una pareja de extranjeros, que lo conocía por haber estado invitados en una actividad cultural en el centro en cuestión, lo reconocieron y lo llamaron, Rogelio subió a saludarlos y de pronto un policía se le acercó bruscamente y le dijo: “dale que te vas conmigo por acoso”, Rogelio le respondió: un momento compañero eso no es así déjeme coger mi mochila que está allá abajo con mi hijo para mostrarle mi carnet, estos extranjeros me conocen de mi trabajo, al mismo tiempo los extranjeros trataron de defender a Rogelio y el policía los mandó a apartarse, aparecieron otros policías, Rogelio trató de discutir y lo golpearon y lo montaron en el carro patrullero; por otra parte, su hijo, Roelbis, cuando vio que golpeaban a su papá trató de defenderlo y fue esposado y conducido también; de tal manera golpearon a Rogelio, que tuvieron que pasar por el hospital antes de llevarlo a la estación de Zanja y Dragones, donde al cabo de una hora lo soltaron; cuando salió no tenía ningún deseo de protestar sino de alejarse de allí cuanto antes a rumiar su impotencia y su desconcierto a solas (siempre ha sido un revolucionario furibundo y martiano y fidelista convencido), pero al salir vio que a su hijo, que habían soltado antes, le temblaban las manos y tenía las marcas de las esposas en las muñecas, entonces regresó y preguntó dónde podía hacer una reclamación por el maltrato a su hijo, lo volvieron a encerrar y permaneció allí sólo tres días porque se negó a comer, al cabo lo soltaron con 300 pesos de multa por “resistencia al arresto” o algo así y la amenaza de que si no pagaba en menos de tres días lo volvían “a guardar”, tuvo que pedir el dinero prestado; Rogelio hizo una reclamación por escrito y no le respondieron, entonces se dirigió a una oficina de divulgación de la UNICEF que está en Prado y ellos abrieron un expediente y pidieron una explicación (se trata de cubanas y no extranjeras), en junio, estando yo en la Habana es que Rogelio decide contarme el problema, fui con él a la estación y traté de hablar con el mayor Sierra, al que le habían encargado la investigación para dar respuesta a la UNICEF, para mi sorpresa, me trató con suma grosería y me dijo que si yo no era abogada no tenía nada que hacer allí, le pedí: “compañero no me hable así que usted no me conoce” y me respondió con total desdén y más grosero aún: “ni te conozco ni te quiero conocer”; yo tenía que regresar al día siguiente a Pinar, pasé noches sin dormir pensando en esto; al regresar a La Habana, Rogelio me dice que luego lo citaron y le dijeron que esos “policías” iban a ser “sancionados” y que iban a tratar de “resolver” que le quitaran la multa, pero que eso no era seguro. Primero: creo que todos estaremos de acuerdo en que necesitamos de la policía, ni siquiera a los delincuentes les gusta que alguien les viole a la hija, por ejemplo. Segundo: cualquier hecho de esta naturaleza, incluso sin llegar a esta gravedad, daña la imagen de la policía, lo que tiene dos consecuencias igualmente nefastas para todos: que la policía pierde el apoyo de la población y que nadie quiere ser policía; TERCERO: no quiero que los policías honestos se sientan aludidos con este cuento (aunque sé que se sentirán avergonzados e indignados) tengo buenos amigos policías que jamás harían algo como esto ni aunque se lo ordenen y que me han dicho que Rogelio debió dirigirse a una oficina del MININT que se encarga de investigar estas cosas y también a las oficinas de fiscalía que se encargan de la protección de la ciudadanía; pero yo les pregunto (DE NUEVO CHOCAMOS CON EL TEMA DE LA INFORMACIÓN), ¿Por qué en cada estación no hay un cartel visible donde se den estos datos? (como se dan los de Protección al Consumidor en cada lugar de comercio y servicios); esta información, de por sí, haría más prudentes a todos aquellos que no entran a la policía por deseo de servir al pueblo sino por cualquier otra razón, y debajo de un uniforme de la PNR (¡R! ¿me oyeron bien? Esa R no está ahí por gusto), ocultan un alma de esbirro y, en el fondo, quieren que esto se vire para dar palos a su placer. CUARTO: los policías que maltrataron a Rogelio y su hijo y a cualquier otro no deben ser “sancionados”, tienen que ir a juicio, porque no cometieron un ERROR, cometieron un DELITO, previsto y sancionado por la ley. QUINTO: Rogelio, según nuestra Constitución sufrió un daño por parte de “funcionarios del estado en el ejercicio de sus funciones” y debió ser indemnizado. SEXTO: ¿cómo hacemos para que Roelbis vuelva a creer en la justicia y en el “culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre” de que le habla Martí? Esto es lo que más me preocupa, esto tiene que ver con el futuro; sin embargo, ha pasado un año y ni la UNICEF se acuerda de Roelbis. SEPTIMO: sobre la mala actuación policial hay más que contar y saldrá en el debate que pienso que lograremos, como por ejemplo: ¿quiénes, en qué período de sesiones de la Asamblea Nacional se le dio potestad a la policía para registrar a la gente en la calle y exponer su intimidad, mostrando sus bolsos en público con grave daño a nuestra dignidad? Yo tuve que ver cómo la policía bajaba de un ómnibus ASTRO a todos los pasajeros y me sentí como si estuviera en la película “El Salvador” de Oliver Stone, pero no podía protestar en ese momento porque venía para un hospital a cuidar a mi hermana y no podía darme el lujo de quedar detenida a medio camino. CON ESTOS TRUENOS, se entiende que alguna gente sienta este tipo de temor.
LO URGENTE Y LO IMPORTANTE
El compañero al que citaba al principio dice que sería mejor resolver primero “LO URGENTE” para disminuir la presión y luego discutiríamos “LO IMPORTANTE”.
En mi opinión si no resolvemos “LO IMPORTANTE”, nunca saldremos de “LO URGENTE”.
Por ejemplo: todos estamos de acuerdo en que el problema de la alimentación es muy urgente, sin embargo, muchos creen que con sólo las inversiones adecuadas y quitar algunas prohibiciones se resolverá el problema. Yo les pregunto: ¿saben ustedes que el problema de la agricultura en nuestro país es más grave y más profundo que eso y que tal vez requiera de algo TAN IMPORTANTE como una nueva REFORMA AGRARIA? Me gustaría saber cuántos saben que una gran cantidad de propietarios de tierra en nuestro país ya no son campesinos sino rentistas y que muchos de los que trabajan la tierra no son propietarios sino arrendatarios, que tienen que entregar al dueño la tercera parte (y a veces hasta la mitad) del producto de su trabajo.
Yo pasé cinco años en Pinar tratando de hacer una finca sostenible y esa realidad me golpeó, pero sólo comprobé que esa práctica, normal allí y conocida de todos, era ilegal, en septiembre pasado cuando regresé a La Habana. En la Sierra Maestra, muchos campesinos retirados han recibido un pedazo de tierra para su autoconsumo y, generalmente les queda tan lejos (en un lugar donde las lomas multiplican las distancias), que pierden gran parte de su tiempo y energías en trasladarse hasta allí. Muchos campesinos de Pinar ven como otros ganan más sembrando coles y pimientos, mientras ellos están OBLIGADOS a seguir sembrando tabaco por mucho menos; un viejo campesino de éstos me preguntaba por qué no podía salirse de la cooperativa, ya que, al parecer, firmó algún tipo de documento que no entendió y ahora ya no tiene ese derecho, yo no le pude responder, tampoco lo entiendo.
Yo podría escribir un montón de artículos sobre la vida de estos campesinos en La Sierra y en Pinar: que guardan los únicos zapatos para “cuando van al pueblo” y trabajan descalzos (descalzas andan también sus mujeres y sus niños que guardan sus zapatos para la escuela); del fecalismo al aire libre porque no tienen dinero para comprar la madera para una letrina; del parasitismo que cuenta, menos mal, con el médico gratuito para dar la receta y el medicamento “para curar las lombrices” a precio asequible; de gente que no recibe por la libreta ni huevos ni pescado y nunca vieron muchas de las cosas que antes del período especial eran habituales para los habaneros, etc.
Mucha gente cree que el pueblo ignora que muchos de los problemas y carestías que padece se deben en gran medida al bloqueo y al impacto de la crisis internacional. La gente sabe eso, lo que le molesta es que le impidan buscar sus propias estrategias de sobrevivencia, que cualquier iniciativa personal o comunitaria tropieza con un sinnúmero de trabas a cual más absurda y que siempre hay alguien “por encima” que considera que las decisiones que vienen de arriba son lo mejor para el pueblo (como la repartición de los teléfonos por “méritos” que siembra la división y la cizaña entre vecinos y multiplica el gasto del país en trabajo y combustible).